Con el 20% de lo que hacemos logramos el 80% del resultado

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Conviene conocer la ley del 80%-20% para ser más productivos
Si queremos mejorar nuestra productividad, tendremos que saber cuáles son ese 20% de actividades que realizamos que son las más rentables
Con el 20% de lo que hacemos logramos el 80% del resultado

Wilfredo Pareto fue un economista y filósofo nacido en Francia a mediados del siglo XIX, aunque se formó, vivió y desarrolló su carrera profesional en Italia. Es un personaje conocido, ya que fue el que, en uno de sus estudios, constató que el 20% de la población en Italia tenía el 80% de la propiedad. Y haciendo análisis posteriores elaboró la conocida teoría del 80/20.

Esta teoría la popularizó, ya en el siglo XX, Joseph Duran y ha llegado hasta nuestros días. De forma sencilla viene a decir que, en números estadísticamente significativos, el 80% de algo viene determinado por el 20% de lo que tenemos o realizamos. Así, el 80% de nuestras ventas se realizan al 20% de nuestros clientes; el 80% de nuestros beneficios viene de una quinta parte de los clientes y el 80% de los problemas los ocasionan el 20% de los compradores. Curiosamente en las 3 listas no coinciden los mismos componentes.

Trasladado a nuestro día a día podremos ver que con el 20% de lo que hacemos conseguimos el 80% del resultado. Esto último son malas noticias para los perfeccionistas porque significa que malgastan gran parte de su tiempo. Ellos discreparán, pero es así. Seguramente la calidad es esencial, pero buscar la perfección es absurdo en términos de resultado.

Si queremos mejorar nuestra productividad -que, al final, es conseguir el mismo resultado con menor esfuerzo-, tendremos que saber cuáles son ese 20% de actividades que realizamos que son las más rentables para el resultado, y asegurarnos de que las realizamos -y del mejor modo posible en términos de tiempo y calidad-.

Mucho de lo que realizamos (el 80% si hacemos caso a Pareto o Duran) nos aporta escaso valor y tendríamos que eliminarlo de nuestras tareas o, cuando menos, reducirlo al máximo posible. El problema es que en demasiadas ocasiones no nos hemos parado a analizar lo que hacemos ni qué debe de ser reforzado y qué eliminado.

El mes pasado hablaba de fijar objetivos para el próximo año. No sé si lo has hecho. Si no, ¿qué estás esperando? Si lo has realizado, ahora es el momento de determinar cuáles son las acciones que te van a llevar a conseguirlos y bloquear tiempo cada semana para poder asegurarte de que las realizas y, además, las haces bien.

¿Te comprometes a realizarlo o vas a seguir confiando en que los astros se van a alinear a tu favor para que todo te venga rodado?