La fuerza de voluntad hay que trabajarla

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Hay que ponerse pequeños retos para trabajar la fuerza de voluntad
Si quieres algo deja de excusarte y vete a por ello, poco a poco y mejorando tu auto control y tu disciplina
La fuerza de voluntad hay que trabajarla

No sé si alguna vez has dicho -o escuchado- eso de que te gustaría hacer algo, pero es que tú no tienes esa fuerza de voluntad. Vamos a ver, que es que igual te piensas que eso es algo que cae del cielo y que te tocó o no en suerte.

Te voy a decir algo que es posible que te incomode, como primera reflexión del día. Tener o no fuerza de voluntad no es un don, sino el resultado de un esfuerzo. Está, por lo tanto, en tu mano mejorarla.

Para hacerlo debemos descomponer la misma en dos factores diferentes. Por un lado, tenemos el auto control y por otro, la disciplina. Trabajar el auto control nos permitirá no realizar aquello que no debiera ser hecho (demasiado tiempo en redes sociales, o en el móvil o alargar conversaciones o vete tú a saber). Trabajar la disciplina nos permitirá enfocarnos en aquello que sí que debiera ser realizado (esa llamada de teléfono que no apetece, el dichoso reporte que tengo ahí pendiente, esa conversación incómoda…).

Creo que con un ejemplo se verá mejor. Imagínate que comienzas con un proceso de pérdida de peso. El auto control permitirá que no comas aquello que no está en tu dieta. La disciplina te ayudará a hacer el ejercicio que te toca ese día, a pesar de que te apetezca tanto como ducharte con agua fría en invierno.

La segunda reflexión de hoy es: Una de las mejoras formas de adquirir fuerza de voluntad es trabajarla conscientemente todos los días con pequeños retos que te impones precisamente para ello. De esta forma, cuando lleguen desafíos mayores estarás más preparado para afrontarlos.

No recuerdo quién era quien decía que en esta vida si no pagas el precio de la disciplina, pagarás el precio del arrepentimiento. Y el segundo es mucho más caro y duradero. Aducir a que tú no tienes fuerza de voluntad no es más que una excusa de mal pagador y te deja en muy mal lugar porque no es un don (como tu estatura o el tamaño de tu cabeza), sino una fortaleza que se trabaja, mejora y adquiere.

Si realmente quieres algo deja de excusarte y vete a por ello, aunque eso sí, tienes que ir, poco a poco, mejorando tu auto control y tu disciplina.