Hay que atajar la apatía cuanto antes

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No hay que permitir que la apatía domine el estado de ánimo
En el momento que notes dejadez en alguien de tu equipo, hay que motivarle y animarle con una conversación adecuada
Hay que atajar la apatía cuanto antes

Soy una persona pacífica y comprensiva (menos cuando alguno de mis hijos adolescentes pretendía ciertas cosas, tengo que reconocerlo) e intento ponerme siempre en los zapatos del otro, aunque no siempre es sencillo. Uno de los aspectos que me molestan es la desgana y la falta de cortesía en, ni siquiera, devolver un saludo, algo que, no me digas por qué, se está poniendo de moda en algunos comercios.

Yo, que estudié 'Urbanidad' allá en la EGB de los 70, tengo claro que cuando llegas, saludas, y cuando te vas, te despides, aunque al parecer esto no debe de ser un tema tratado en la actual Educación para la Ciudadanía (también puede ser que, total, no importa si sabes o no, te tienen que aprobar igual no vaya a ser que te causen un trauma).

Todo eso, además, es progresivo. Tenemos que cortarlo en cuanto empieza. De otro modo, nuestro negocio (si tenemos uno), se hundirá.

Hay una palabra griega que es 'Pathos', que viene a ser “estado de ánimo” o “emoción”. A la misma se le puede poner prefijo. Así tenemos: empatía o ser capaz de sentir lo que el otro a la vez que él; simpatía o tener sentimientos positivos hacia la otra persona; apatía o no tener sentimiento o emociones; antipatía o sentir emociones negativas ante una persona o actividad

La reflexión de hoy es: No permitas que la apatía domine tu estado de ánimo o el de tu equipo, porque es justamente el paso previo a la antipatía por parte de tu cliente, y ahí ya no hay marcha atrás en la relación con el mismo.

En el momento en que notes dejadez o comienzos de apatía en ti mismo o en alguna persona de tu equipo, tienes que atajarlo, hablar con ella y volver a estimularle, motivarle y animarle. Va a ser mucho mejor para ella (somos más felices cuando estamos activos y alegres) y para ti.

Eso sí, hay que tener una conversación adecuada y para ello hay que prepararla. Cuando hablamos de preparar una conversación siempre nos viene a la cabeza elegir bien las palabras para decir lo correcto y se nos olvida algo más importante que ello: elegir bien el momento y aprender a corregir poniendo el foco en lo que quiero y no en lo que no quiero (que suele ser lo habitual).

Si quieres corregir a alguien, aprende a realizarlo de manera correcta. De otro modo, solo crearás resquemor e incomodidad.